martes, 17 de mayo de 2011

España no es Egipto y otras obviedades

La noticia de esta mañana es que se ha desalojado la acampada que se había establecido en Madrid al acabar la manifestación del domingo 15 de mayo (ver vídeo). Esta manifestación y las posteriores acampadas (porque hay también en otras ciudades) son el paso al mundo real de un movimiento iniciado en las redes sociales virtuales (especialmente en Twitter) que nuclea el descontento de mucha gente con la situación sociopolítica actual. El asunto es interesantísimo, y tiene muchas vertientes sobre las que se puede reflexionar un montón y que no sería raro que dieran lugar a tesis doctorales en el futuro: la movilización a través de la red, el paso a acciones físicas, la cobertura (o falta de ella) de los medios de comunicación, las razones del descontento, el posicionamiento (o ausencia de él) de los partidos políticos, y muchos más. Yo me voy a intentar centrar aquí en la cuestión  que se encierra en el hashtag #SpanishRevolution.

El malestar que hoy termina en acampada desalojada comenzó al empezar a comentarse en la red el absurdo papel de los políticos en ejercicio ante la crisis: todo el tiempo atacando al contrario por un quítame allá esas pajas y sin intentar nada mientras la población vive cada vez peor. De ahí surge la idea #NoLesVotes, que se ve muy alentada por el listado de casos de corrupción que salpica a todos los partidos que gobiernan en uno u otro lado. La propuesta #NoLesVotes es clara, en las próximas elecciones hay que votar, pero a ningún partido de los que ostenta el poder (fundamentalmente se trata de excluir del voto al PSOE, PP y CiU). Hasta ahí lo entiendo, aceptamos el sistema democrático formal y proponemos una estrategia dentro del mismo para mover la sociedad de alguna manera. El siguiente paso surge de la sana envidia de las revoluciones de los países árabes, y plantea salir a la calle para reclamar "democracia real"y eso si que no lo entiendo.

La democracia es un conjunto de reglas, al igual que el futbol es un conjunto de reglas. Y si el partido es aburrido no es porque las reglas no sean "reales", sino porque los jugadores no lo hacen interesante, porque los entrenadores no fichan y alinean a los adecuados, porque los directivos mantienen a esos entrenadores y, en última instancia porque los socios mantienen a esos directivos. Quizá se pueda mejorar el espectáculo ajustando las reglas (como cuando en la liga se pasó a 3 puntos por la victoria), pero volverse contra "el futbol" porque no resulta interesante no lo veo justificado.

En Tunez o en Egipto no había un sistema democrático formal realmente establecido, y las protestas podían unir a todo el mundo en un objetivo claro: conseguirlas. Pero aquí ya las tenemos, por más que algunos magnifiquen los excesos y disfunciones intentando dar a entender que no hay democracia real o derechos civiles. Entonces ¿que es lo que se pretende en las manifestaciones y acampadas de estos días?

Esa es la gran pregunta: cómo convertir la inmensa fuerza del descontento descarado y solidarizado en una fuerza constructiva capaz de porducir un cambio positivo. Pero me temo que nadie tiene respuestas: las octavillas que se repartían en la manifestación del 15M contenían un conjunto de medidas heterogéneas y alicortas que en realidad podría suscribir cualquier partido de los que no hay que votar.

Está claro que la vuelta de tuerca neoliberal que se ha dado a propósito de la crisis no gusta: la sensación (yo creo que real) de que los gobiernos ya no gobiernan, sino que son "los mercados financieros" los que lo hacen, las medidas de "ajuste" a que obligan (bajadas de sueldos, empeoramiento de las jubilaciones, ...). Y además no está sirviendo para producir un relanzamiento de la economía. Pero todo lo que suene a socialismo suscita una urticaria intelectual aún mayor. Nadie se atreve a proponer en serio nacionalizaciones, aranceles contra el dumping social, tasas contra los movimientos de capital especulativo, etc. 

Entre tanto intelectual se salón, ¿no habrá por ahí un ideólogo de verdad que se ponga con un buen manifiesto para el siglo XXI?

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Artículos sobre el tema que me han gustado: Error500, Ruina imponente, Politikon, Golem

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Además de lo que señalas en el texto, con el que estoy básicamente de acuerdo, es que tras una aparente democracia formal hemos construido (entre todos, es cierto) una partitocracia cada vez más alejada de los ciudadanos.

RKincaid dijo...

Los mercados financieros prestan dinero o no. Prestan dinero a quienes creen que lo van a devolver y no lo prestan a quienes creen que no tendrán dinero para hacerlo. Creo que los mercados financieros no le dicen a Merkel lo que tiene que hacer. Eso sí, es muy cómodo para el mal político y el mal gestor buscar culpables más allá de su propia responsabilidad; caer en el maniqueismo y demonizar precisamente a aquellos a los que va pidiendo árnica.

Merecemos mejores políticos y sobre todo, merecemos mejores gestores.

Un saludo