domingo, 21 de abril de 2024

Haz tu propio arco iris

[Este texto me lo pidió Alberto Sanz, de Cope Navarra, para ilustrar una pieza de radio, y para hacerlo con sus hijas, todo sea dicho ;-)  aquí queda también en el blog. En la web de Cope, con el audio AQUÍ]

 Haz tu propio arco iris

Desde pequeños sabemos que el arco iris se produce al incidir los rayos del Sol sobre gotas de agua en una zona en la que llueve. Las gotas actúan como prismas que descomponen la luz blanca del Sol en los colores que la componen, los del arco iris. Para eso necesitamos un paisaje en el que a la vez esté lloviendo y haya sol, lo que no es muy habitual.


Lo que no es tan habitual saber es por qué ese fenómeno se da en forma de arco y en qué lugar aparece. Para entenderlo empecemos por imaginar una gota de agua esférica muy grande, como si una farola tuviese una bombilla de vidrio esférica del tamaño de un balón de baloncesto. El sol está en una posición tal que sobre la esfera llegan rayos horizontales, y vamos a pensar en uno que incide muy por encima del ecuador. Ese rayo penetra en la esfera refectándose, cambiando su ángulo hacia el centro de la bola. Al chocar con el lado opuesto de la esfera, una parte del rayo se refleja y vuelve hacia la cara iluminada, y al llegar al borde sale de la esfera refractándose de nuevo (ver figura 1)
 

Figura 1

En el viaje por el interior de la bola es donde los colores se van separando, pero lo que nos importa ahora es que entre el rayo que entró y el que sale hay un ángulo bien definido. Dos refracciones y una reflexión dan lugar a un ángulo de 42 grados. Es decir, el ángulo que forma el rayo que va del Sol a la gota y el que vuelve de la gota a nuestro ojo es de 42 grados, o para ser más precisos, entre 40 y 42 para los distintos colores.

Como el sol está muy lejos, podemos considerar que manda rayos paralelos por todas partes, por tanto esa condición de 42º se va a cumplir en muchos sitios, todo los que forman el arco. Una forma de verlo es suponer, como se muestra en la figura 2, que ponemos un cartabón (de 42º de ángulo) paralelo al suelo (recordemos que los rayos del sol del ejemplo que consideramos venían en esa dirección)
 

Figura 2

Podemos girar el cartabón dejando el lado inferior siempre en la misma dirección y el vértice nos marcará todo el arco iris que podemos ver. La mitad nos la tapa el horizonte, si no estuviera podríamos ver un círculo completo, desde aviones y cimas de montañas o torres a veces se pueden ver.
Sabiendo esto, siempre que haya sol,  podemos “fabricar” nuestro arco iris. Para ello hemos de poner gotitas de agua en suspensión en el lugar adecuado, cosa que se puede conseguir con un pulverizador de los que se usan para regar las plantas. Hay que colocarse con el sol a la espalda (que veamos nuestra sombra delante como en la figura 3) y calcular aproximadamente por dónde andarán esos 42 grados. Para hacerse una idea nos vale pensar que es algo menos que la mitad de un ángulo recto, y como podemos rociar una zona amplia, seguro que lo encontramos.
 

 Figura 3

Una buena actividad de verano es ir con el pulverizador de agua y buscar arcos iris por ahí. Cuanto más bajo esté el Sol, más alto y circular podrá ser nuestro arco iris, mientras que si el sol está muy alto lo encontraremos delante de nuestras piernas. Un último consejo, para verlo bien es importante que nos coloquemos en un lugar en el que detrás del arco iris que esperamos encontrar haya una zona oscura, sombreada, ya que si no, aunque el arco estará ahí, la luz que venga del fondo nos impedirá verlo. En la figura 4 se ve cómo el arco iris se aprecia sobre el fondo sombreado pero no sobre el luminoso.
 

Figura 4

Y para que no quede solo en fotos, aquí un vídeo de esa mañana buscando arcos iris para poner allí las gotas y revelarlos:



martes, 2 de abril de 2024

El tercer sector y la política

Hoy Israel ha matado a unos cooperantes que estaban dando de comer a la población asediada de Gaza. Estos cooperantes son 7 más en una larga lista (de 196). Por ser una ONG especialmente mediática el hecho ha tenido especial repercusión, se trata de la ONG del cocinero José Andrés. Independientemente de lo mediático del hecho es repugnante que mueran cooperantes en esa guerra. También es inadmisible que mueran médicos, niños, civiles en general. Es inaudito que se use el hambre como arma de guerra.

Pero todo eso son obviedades que cualquier persona desde la comodidad de su anonimato (o falta de relevancia política) y la comodidad de su salón, como yo ahora, decimos sin problema. Lo importante es que se diga desde las instituciones, desde la política, desde la relevancia social y mediática. Por eso resulta extraña la actitud pasada del famoso chef que se desvinculaba de la política e incluso la criticaba (ver figura, izquierda). Su ONG iba a mitigar estos problemas como si fueran causados por un desastre natural, sin entrar en más consideración. Es terrible, inhumana, la situación que le ha llevado a cambiar de opinión (al menos eso se desprende de sus declaraciones, ver figura, derecha). 


No deja de ser un ejemplo paradigmático, con todo su dramatismo, de la encrucijada en que se ven las ONGs a menudo. Aun siendo obvio que los daños que mitigan son causados por políticas concretas, se ven "obligados" a mirar para otro lado para mantener la neutralidad que les da sentido. Una neutralidad más o menos fingida, con la que se acostumbran a vivir sus integrantes.

Vale que la revolución también ha demostrado su inutilidad en suficientes ocasiones, pero no me creo que haya que hacer como que la política no existe. De hecho, siento que la política es la verdadera revolución.

 

---------

Las imágenes las he tomado de tuiter

miércoles, 20 de marzo de 2024

¿Prepara la universidad para el empleo?

 En el Colegio Mayor Larraona organizan (en concreto mi amiga Magaly) encuentros de los colegiales con personas mayores que les hagan pensar sobre cosas menos habituales para ellos. A mi me pidieron que fuera para allá y de los temas propuestos eligieron "¿Prepara la universidad para el empleo? y allí estuvimos, invitados a una cerveza, charlando en una mesa redonda.


 Mi tesis principal es que no, la universidad prepara para la reflexión, para ser un(a) intelectual. Al menos en general, hay unas pocas carreras que sí tienen una relación biunívoca con una profesión (medicina e ingeniería, sobre todo). Sobre el papel social de la universidad hay un chiste que se cuenta mucho (que resumo sin gracia): en una comunidad autónoma quieren fomentar el uso de la bicicleta, le piden al rector de su universidad que se involucre y accede montando un curso. El plan de estudios incluye: "historia de la bicicleta", "grandes ciclista españoles", "física del equilibrio en la bicicleta", "mecánica de la bicicleta", etc. No hay prácticas (resultaría caro), se les pone un vídeo y ya está. Se supone que la historieta demuestra la inutilidad de la Universidad, pero en realidad demuestra su inutilidad para conesguir fines prácticos de masas y que si puede formar intelectuales, estudiosos de la bicicleta desde todos los puntos de vista imaginables. El error es pedirle lo que no es su misión y minusvalorar lo que sí hace. Ese cambio de papeles tiene que ver con la "democratización" del acceso a la universidad. Ese nivel de estudios siempre fue un marcador de clase, y es por eso que todos los padres quieren que sus hijes acaben allí, aunque en muchos grados de FP disfrutaría más, encontrarían trabajo con más facilidad y hasta ganarían más dinero. Sí, pero serían "inferiores" en algún sentido. Con la llegada de la democracia y el estado de las autonomías, desde los poderes públicos se quiso satisfacer ese deseo de ascenso social que era mandar a la progenie a la universidad y proliferaron las universidades y las plazas. Y eso obliga a cambiar un poco el foco, la sociedad no necesita tanto intelectual en el trabajo; es estupendo que todas las personas puedan disfrutar de la cultura como ciudadanos ilustrados, pero eso es otra cosa. Es ahí cuando se incorpora ese valor extra de la empleabilidad que aún nos tiene a vueltas con el plan de estudios de las bicicletas. 

En el blog del Colegio Mayor hicieron una entrada, y sacaron otras frases diferentes como titulares, se accede desde ESTE enlace.

sábado, 9 de marzo de 2024

Impulso de rebeldía científica

Dan ganas de dejar la ciencia y pasarse directamente a la revolución, o cuando menos al activismo. Hace unos días, en una tesis sobre energía solar y hablando distendidamente con el tribunal, la recién doctora y otros colegas, todos coincidimos en los despropósitos del lado de la demanda. Cuando la demanda es irracional, lobista y avariciosa, cuesta dedicar esfuerzos racionales y fríos a entender intrincados detalles de la naturaleza que permitan exprimir procesos y sacar unos vatios más.

¿Por qué no hay catenarias en la carreteras (autopistas al menos), una red de trenes más porosa, transporte público urbano más fluido, pequeño vehículo eléctrico (patinetes y similares) para la última milla? Se puede descarbonizar el transporte con tecnologías existentes, solo hay que querer y entonces introducir cambios sociales que no son más costosos que los alternativos: baterías, electrolineras, grandes infraestructuras (AVE, nucleares,...).

Largas conversaciones sobre unos y otros temas, disponibilidad de recursos, tecnologías, equilibrios territoriales en investigación, industria o minería; interlocutores ilustrados, que apoyan la argumentación con datos concretos y referencias a trabajos científicos (publicados en grandes revistas). Conversaciones de sobremesa que no buscan una conclusión y, a pesar de ello, de forma quizá inevitable, conducen a una amarga sensación de pérdida de tiempo, de dirección equivocada de los esfuerzos si de verdad queremos un mundo mejor como decimos en la introducción de todos nuestros trabajos científicos.

Por otro lado, desde un punto de vista más racional, tengo claro que la actitud científica (por no llamarle "método") consiste en buscar verdades lo más independientes posible de subjetividades. Y para ello los apasionamientos y los conflictos de intereses son de lo peor. Por eso he defendido en el pasado, en diversos foros, la necesidad de separar la actividad científica de la militancia política para que la primera se preserve genuinamente valiosa.

En el aula hago el teatrillo de hablar desde la tarima cuando digo cosas "científicas" (respaldadas por conocimiento certificado, etc.) y me bajo de la tarima para hacer consideraciones más personales, más de opinión. Pero esa frontera es muy difusa y el aula es un entorno demasiado artificioso. En la calle vivo el dilema de una forma mucho más problemática... aunque cada vez milito más fuerte, serán cosas de la edad.

viernes, 8 de marzo de 2024

Plan 75


En el ciclo de Ciencia y Cine (DIPC & Filmoteca Vasca) la película de hace unos días fue "Plan 75", una distopía en la que el gobierno japonés instaura un plan de incitación a la eutanasia a partir de los 75 años. La película es preciosa a pesar de la dureza del tema. Pasa por un montón de aspectos de la cuestión de forma sutil, solo sugiriendo los sufrimientos, sin recrearse en ellos, huyendo de toda tentación morbosa.

Hay muchas personas que tienen una relación con ese plan: usuarios que llegan hasta el final, usuarios arrepentidos, potenciales usuarios que no se animan, familiares de usuarios, gestores del plan o trabajadores del sistema. Todos ellos, aunque comenzaran con ilusión, bien por liberarse de sufrimientos, por ganar un dinero muy necesitado o por lo que fuere, acaban mal. Parece desprenderse la conclusión de que una cosa es tener una relación natural con la muerte y otra que sea una relación industrial.

La película termina con una anciana cantando mientras mira una puesta de sol (no entro ne más detalles para evitar destripes/spoilers). Y todo esto me viene a la cabeza porque al día siguiente de la peli, a la hora de venir a la universidad, me crucé con un anciano, bien entrado en los 80, andando apoyado en un bastón que iba cantando con alegría. Hoy me lo he vuelto a cruzar y me ha dado los buenos días con una energía envidiable. Como diría el castizo, hasta el rabo todo es toro.

jueves, 7 de marzo de 2024

Sin techo

 

Desde hace un par de semanas tenemos una persona viviendo en su coche en uno de los aparcamientos de la universidad. Lo descubrí casualmente al aparcar a su lado. Y es que los primeros días era muy esquivo, no estaba casi nunca cerca del coche, que tampoco tenía un aspecto desastrado. Esta mañana le he visto terminando de limpiar el coche, brillante, repasándolo con un paño mientras fumaba un cigarrillo.
 
A partir de dos detalles, que además son impresiones subjetivas, toda historia que se cree no deja de ser pura ficción, pero el caso es que me la imagino. Imagino la inquietud de la persona en su primer día en la nueva ubicación, probablemente el primero de calle (o de coche si queremos). Un coche mucho mejor, nuevo y cuidado de lo que corresponde al estereotipo "sin techo", claro. El aparcamiento de un sitio grande por el que pasa mucha gente y en el que es fácil pasar desapercibido ¡y hacer uso de cuartos de baño! Pero es un sitio vigilado, donde quizá sea localizado y animado (con más o menos energía) a abandonar el emplazamiento.
 
Cuesta pocas repeticiones crear rutinas, y las rutinas dan seguridad. La ausencia de incidentes, o contactos no desagradables con las "autoridades" (mee extrañaría que desde atención social o desde seguridad o desde ambos, no le hayan contactado ya) dan seguridad también. Perdido el miedo inicial ya se puede vivir con un poco más de naturalidad y gastar parte del (seguramente demasiado) tiempo libre en dejar brillante ese coche que es el hogar.
 
Todos estamos a dos sueldos de vivir en la calle. Quizá 8 o 10, vale, pero no mucho más. Especialmente si no tienes una red familiar que de cobertura a momentos de desempleo, ruptura de pareja, transitorio descoloque psíquico o lo que sea. Me gustaría pensar que esa persona del aparcamiento es un actor de una intervención artístico educativa organizada para los alumnos del centro (no lo es).
 
------------
Imagen tomada de un periódico que da como crédito Dall-E2 

martes, 6 de febrero de 2024

Diferir la recompensa o anticipar el castigo

 La capacidad de diferir la recompensa, de esperar sin comerte el caramelo porque si lo haces te darán más, es un predictor de éxito en la vida. Desde los años 1960 se vienen haciendo experimentos a para ver si los niños se aguantan las ganas de comerse la gominola. Ahora estamos ante la versión inversa, la capacidad de anticipar el castigo. ¿te animas a un empaste hoy o prefieres perder la muela en un año? Es mucho más sórdido, y aunque lógicamente sea la misma cuestión, psicológicamente es muy distinta. La ensoñación de futuros dulces o amargos es radicalmente distinta.

Esa es la situación que enfrentamos todos con el calentamiento global y estos días se inflama en el mundo agrario. Las medidas ambientales contra las que se están levantando agricultores de toda Europa nacen del deseo de mitigar ese calentamiento que ya nos achicharra los veranos. Hay mucha gente que piensa que son insuficientes, muy insuficientes si queremos de verdad evitar una catástrofe climática. Pero esa catástrofe la vemos en el futuro, y las medidas que nos dificultan la vida (o nos empobrecen un poco) se aplican ahora.

Luego está el aprovechamiento por parte de partidos políticos de esa situación para apalancar su guerra cultural. A la sensación de tensión entre el mal inmediato y el horror diferido es fácil darle alivio pintando de malvados y enloquecidos a los que defienden las políticas ecologistas y climáticamente responsables. Unos flowerpower abrazaárboles que no saben lo que cuesta ganarse el pan. Es un relato tan sencillo como malvado y, lo que es peor, suicida. Estamos jodidos, porque casi todos los niños se comen la gominola.



domingo, 4 de febrero de 2024

Burbujas para abajo

 Una observación de bar: en la sombra de la cerveza las burbujas caen en vez de subir


Tras un rato dándole vueltas y hacer algunas comprobaciones parece claro que la copa, como lente casi esférica que es, invierte la imagen, lo que en la realidad está arriba en la imagen está abajo (también izquierda y derecha, por cierto, pero aquí da igual).


Las burbujas que en la realidad suben, en la imagen, la sombra de las burbujas van en sentido contrario.

El vídeo en extwitter

viernes, 26 de enero de 2024

¿Sale agua de las aceras?

Ayer me preguntaba un amigo por qué sale agua de las aceras los días de niebla. Es curioso que la aparición de esa película de agua que vemos en el suelo nos resulte fácil atribuirla a una especie de sudor de la acera. Mi respuesta es que, lo más probable, es que ese agua provenga de condensación del agua disuelta en el aire, bien cuando el aire está sobresaturado (y hay niebla), bien cuando no llega a tanto, pero sigue bastante saturado aunque ya no haya niebla.

Me comentaba dos cosas más del fenómeno: (i) que las aceras de las zonas umbrías permanecían húmedas todo el día, mucho después de que la niebla se hubiera disipado y (ii) que esa película resultaba resbaladiza, grasienta.

Esta mañana, viniendo a la universidad he pasado por una zona umbría y ahí estaba la superficie mojada. En la foto se ve el final de la zona húmeda, la frontera con la zona donde da el sol y corre el aire, y unas marcas de las ruedas de bicicleta que estiran el agua por lo seco.

El que la humedad permanezca el día entero, supongo que se debe a que las condiciones en la superficie de la acera siguen siendo de sobresaturacion todo el día. Con la humedad relativa del aire por encima del suelo, a la temperatura del cemento, se sobrepasa el límite de saturación y precipita parte del agua que estaba disuelta. Quizá no haga falta que se deposite mucho si la evaporación no es efectiva porque el aire está cerca del 100% de humedad todo el tiempo.

Más interesante, si cabe, es lo de que esa humedad "esté grasienta". Y es que es muy distinto que el agua que cubre una acera provenga de lluvia (o riego) o que provenga de condensación; es distinto a escala microscópica. Pensemos que la superficie del cemento (del material las baldosas de la acera) tendrá una cierta rugosidad en la que ha poros microscópicos. Poros suficientemente pequeños como para que no penetre en ellos el agua de lluvia. La tensión superficial crea una película que hace de tapón al poro. Esos poros en los que nunca entra el agua acumularán polvo (fino) y cualquier porquería que quepa. Cuando lo que se produce es condensación, el inicio del proceso ocurre en la zona más fría, dónde mejor se evacue el calor, en el fondo del poro, es desde allí desde donde se va llenando la superficie de agua. En esa situación, esas porquerías (polvo seguro, no sé si grasa realmente) que hubiera allí tienen la pueden ser empujadas hacia arriba y salir a zonas menos intrincadas, zonas pisables en las que contribuir a los resbalones. Esa característica del proceso de condensación, su inicio en el fondo de los poros es el que hace que la escarcha en los parabrisas de los coches los días de fío esté tan firmemente adherida.

No he encontrado información sobre este fenómeno del "sudor" de las aceras y que resulte "grasiento", toda la explicación que he escrito más arriba es una hipótesis que requeriría alguna evidencia extra para darla por cierta, pero plausible sí me parece.

viernes, 19 de enero de 2024

Una mañana fría

 Hace frío esta mañana, me lloraban los ojos de camino al despacho, y lo he disfrutado. Seguramente aún en modo nocturno, con sueño y apenas empezando a amanecer, pensaba en que quizá me quedaban pocas veces de sentir ese frío en la cara. Este invierno está siendo templado, la semana pasada una mañana estábamos a 13 grados en vez de los 2 de hoy. El verano pasado fue el segundo más caluroso de la historia en esta ciudad (y en el mundo, creo).


Imaginaba la reacción de un pariente cercano, militante de ese partido de la barbarie; me diría que soy un sensiblero y que no hay pruebas de que esto vaya a ser así, que el miedo climático es un invento ideológico para imponer determinadas políticas.

Claro, ¿y si cuidamos el planeta (y a nosotros mismo) y no era necesario? ¿De verdad hace falta una sentencia de desastre totalmente confirmada para hacer las cosas bien? Es más bien al contrario, hace falta un velo ideológico para pensar que el crecimiento puede ser infinito, que el planeta lo aguanta todo y que lo bueno es seguir compitiendo con la naturaleza (y con nosotros mismos). Compitiendo por quién construye una torre más alta o tiene el coche más rápido. Disfrutando de ir a por y aparcar en la puerta, de tener reuniones remotas a las que ir en avión, privado si puede ser. Extasiarse con la libertad de tomarse una cerveza en un entorno de aire insalubre.

La opción ideológica de construir de forma que se pueda hacer vida andando, que se interactúe con las personas que viven cerca, que disponga de áreas vegetales, arbolado que, cuando menos, de sombra, esa opción ideológica es peligrosa. La opción de evitar competiciones para que lo habitual sea la colaboración, la de ocuparnos entre todos (todes mejor dicho) de los que peor lo tienen, de mutualizar riesgos, todo eso es peligroso.

Y para evitar esos peligros hay que insistir en que el modo de vida agresivo, competitivo y consumista es el que da la verdadera felicidad y, por supuesto, es seguro. Y si para mantener ese convencimiento hay que negar evidencias científicas, se niegan. Y si para ello hay que deslegitimar la ciencia en general, se deslegitima. ¿O es que me van a hacer creer a mi que la tierra no es plana si lo estoy viendo con mis propios ojos?

Sabiendo que a elles les parecerá tan absurda mi elección como a mi la suya, aquí me quedo, disfrutando de la mariconada de añorar el fresquito mañanero en un planeta esférico.