martes, 27 de febrero de 2018

Una lectura política de las tareas escolares


Las tareas escolares se han convertido en un tema polémico en los últimos años. Hubo incluso una convocatoria de huelga antitareas convocada por las familias. El argumento principal en favor de mantenerlas es el de "crear un hábito de trabajo". Parece ser que no se trata tanto de la efectividad de la tarea en cuanto a contenidos como en cuanto a habilidades, al entrenamiento de funciones ejecutivas: estar atenta a lo que se encarga, tomar notas, mantener la agenda, organizarse el tiempo, buscarle el momento, etc. Y este tipo de habilidades cuanto antes se empiecen a ejercitar mejor, así el hábito quedará bien adquirido. Aunque suene bonito, no hay ninguna evidencia de que este ejercicio sea efectivo a tal fin (1). Pero ese asunto no es el que me interesa ahora, quería aportar un punto de vista más: cómo esta nueva tarea encaja en "el sistema".

Ya sé que "el sistema" no es un conjunto de señores con chistera encendiendo puros con billetes, con esa visión antropomorfizamos ridículamente un conjunto de situaciones y relaciones sociales y económicas en las que nos desenvolvemos en un momento dado. Hecho este disclaimer, ya se puede hablar de ese conjunto de relaciones como el sistema. Y éste evoluciona hacia una actividad laboral muy desregulada. Cada vez más, los trabajadores (además de mal pagados) son autónomos, "freelances", emprendedores, autoempleados o como queramos llamarlo, pero ya no están en una estructura empresarial organizada en la que hay un jefe que les dice lo que tienen que hacer. Han de buscarse la vida, encontrar clientes y organizarse para hacer el trabajo que les encargan. Además de las tareas, también el tiempo laboral está desregulado, te llega un correo o un whatsapp a cualquier hora. La atención hay que mantenerla alerta todo el día y cualquier momento es bueno para realizar una tarea. Para sobrevivir en ese nuevo entorno laboral hace falta ser organizado, interpretar bien lo que quiere el cliente, llevar una agenda, organizarse el tiempo, pautarse el trabajo... curiosamente las mismas tareas ejecutivas que requiere la tarea escolar antes comentada.

Todos los agentes del sistema educativo (faimlias, docentes y políticos) viven en ese sistema, han padecido en ellos mismos o en sus hermanos, hijos, primos, etc. la desregulación laboral. Todos llevamos una agenda, recibimos interrupciones electrónicas (whatsapp, email, redes sociales, ...) y tenemos que organizarnos entreverando corregir exámenes, poner lavadoras, acabar informes o llevar niñas a karate. Todas, por tanto, valoramos más que nunca esa capacidad de gestionarnos la vida y, por tanto, nos parece obvio que desde pequeñitos empecemos a practicar.

Seguramente por eso percibimos la huelga antitareas como algo tan rancio (no lo niegues, aun estando a favor, de algún modo tú también la sentiste así). Tanto el concepto de huelga, como la ausencia de tareas escolares (infantiles) corresponden a un tiempo ya periclitado, a unas relaciones laborales con jefes y trabajadores, capitalistas y proletarios.

El establecimiento de la instrucción pública coincidió con la revolución industrial, se necesitaban trabajadores con un nivel de educación que no había sido necesario antes en el mundo rural. En aquella escuela  la puntualidad era un valor muy importante, como lo era para los trabajadores de las fábricas. Los valores de la educación son los de la sociedad en la que se encuentra, pero no porque sus gestores (con o sin chistera y puro) los impongan, sino porque están en el ambiente en el que viven todos los agentes que la componen. Si esto es así, me temo que las tareas escolares infantiles están aquí para quedarse; por triste que me parezca ver niños de 3 años con tarea y de 6 con agenda...


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(1)  A la hora de establecer lo que dice la evidencia hay que entrar en una casuística tremenda: las buenas tareas son efectivas, pero las malas contraproducentes, para que sean buenas han de ser de duración adecuada, etc. etc. Los estudios que dicen que la tarea es más efectiva en secundaria, lo que en realidad dicen es que en primaria es inútil. Es interesante analizar la charla de Marta Ferrero (sobre tareas a partir del min 19:50)  de forma crítica, analizando la evidencia de todo lo que dice que "se debe hacer". Dice, por ejemplo, que no hay que mandar deberes de forma rutinaria, y eso es lo que se hace en realidad casi siempre. Si ha habido un conflicto (real) es porque el uso real de los deberes se ha desmadrado, haciéndose rutinario, excesivo e inadecuado, no porque no existan formas pedagógicamente razonables y adecuadas de utilizarlos.

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